El seductor trabajo del joven pintor canadiense, Kris Knight, nos hipnotiza a través de esa especifica paleta de colores que lo caracteriza en sus lienzos, acompañada de hombres y mujeres (mayormente hombres) a los que describe como jovenes, o jovenes adultos llenos de historias, de una juventud envuelta en ese lado oscuro y confuso de la vida diaria, de personajes androginos, pero intentando reflejarlo de una manera agradable y sutil con ayuda de los colores.
Knight se caracteriza por pintar rostros, estos rostros son una forma de contar una historia, una sensación que hay detrás de ese personaje que se encarga en crear. Antes de realizar el retrato, se inspira con frecuencia en rostros de amigos, intentando obtener una idea pero nunca pintándolo tal como es, los utiliza como una guía para llevar a cabo el trabajo final.
Con respecto a esa característica paleta de colores pasteles, Knight ha comentado que creció en una pastelería, siendo hijo de una pastelera. Por lo que hasta hace poco, pudo razonar que el uso de estos colores eran debido a esto, al haberlos visto en los dulces de su madre.
Lo hermoso del trabajo de este joven artista, es la pasión con la que logra compenetrarse con sus obras, y el gran trabajo que logra para llevarlo a cabo; intentar crear una historia detrás de cada personaje para llegar a transmitir algo más allá que la pintura en si, lo hace un artista admirable. Además de lograr jugar con esa sensación de sensualidad, inocencia y misterio como resultado de un conjunto de factores importantes que llega a enlazar acertadamente.